domingo, 5 de enero de 2014

Por encima de todo

Un año más me vuelvo a sentar aquí para escribirte, porque hace algún tiempo te prometí que lo haría hasta que mis manos me lo permitieran, y ya sabes que yo soy una mujer de palabra.

Por eso, hoy estoy aquí para hacer un recuento, sí, recuento de momentos. Ojalá existiese algo para almacenar recuerdos, no sé, un frasco, un cofre, un cajita con forma de corazón y detalles en bronce… pero no, desgraciadamente hay que conformarse con conservarlos en la memoria, bien guardaditos para que jamás se nos olviden.

 Pero lo cierto es que si existieran “cofrecitos mágicos guarda-recuerdos” el nuestro ya estaría desbordado, se saldrían las risas por ambos lados , la tapa no encajaría porque habría un par de malos momentos impidiendo cerrar la caja, rebosarían las sonrisas, los abrazos, las palabras…Pero, ¿y la llave? Todos los cofres tienen una llave mágica para poder cerrarlo ¿no? Pues no, este no. Este cofre está abierto todo, a lo bueno, a lo malo, a lo reído, a lo llorado, a lo vivido y a lo mucho que aún nos queda por vivir. Porque nos queda mucho, mucho, muchísimo. Y déjame decirte, que hace un tiempo temí porque esto se rompiera para siempre, pero algo en mi interior me decía que lo nuestro jamás iba a dejar de brillar. Y efectivamente no se ha roto, sigue intacto y ahora brilla más que nunca. Y si algún día la llama se empieza a apagar, le prendemos mecha y que comiencen los fuegos artificiales, porque esta amistad es digna, dignísima de celebrar. Porque eres, has sido y siempre serás “mi persona”.

Porque hay personas que pasan por tu vida y “dejan” huella, y hay personas que “son” huella. Y tú eres huella, eres marca, eres parte de mí. Que tú, amiga, no te has cruzado en mi camino, que es que tú formas parte de él. Nos queda mucho recorrido, muchas piedras que saltar, muchos charcos que pisar, muchos paisajes por recorrer, pero siempre, siempre, siempre juntas. Y si llueve y el camino se hace barro, nos manchamos los zapatos y seguimos caminando, y si te caes te levanto, y si se te cansan las piernas te cojo en volandas, porque esto no tiene fin, porque caminamos sin saber bien a donde vamos, pero sabiendo que vamos hacia algún lado.

Que ya son 20 años princesita, y que voy a seguir aquí a tu lado hasta que cumplas tantos como pecas tienes en la cara. Y te juro que se me quedan cortas las palabras para decirte todo lo que tengo aquí guardado, pero es que cuando los años hablan tanto, las frases se quedan demasiado cortas.

Sólo espero seguir celebrando muchos más cumpleaños a tu lado, ya sea con copas o con bebés entre las manos.

Feliz día, hora, minuto y segundo. Feliz tú, feliz yo. Felices para siempre. Felices eternamente.

Te quiere, tu amiga.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Hablando de perder la cabeza

Hoy podría estar buscándome durante horas y más horas y seguiría igual de perdida. Bueno, no estoy perdida exactamente. Estoy jugando. Ya sabes, al escondite inglés, pero yo me escondo, y yo me busco. Sólo que luego pasa lo de siempre. Las personas despistadas, nos olvidamos donde dejamos las cosas; en concreto, tendemos a perder la cabeza, y por consiguiente, nos extraviamos y perdemos el rumbo. ¿Pero no os dais cuenta? no estoy hablando de perder un pendiente, una camiseta o el móvil, estoy hablando de perder la cabeza. No tengo ni la menor idea de dónde la habré dejado, ni siquiera en qué momento sucedió eso. Pero lo peor de todo, es que se ha llevado a mi sentido común de la mano y eso es juego sucio. Es un asunto de gran relevancia, ¡ojo! que no es moco de pavo. Pero el Escondite Inglés, no es el único juego que practico. Todo el mundo conoce a la mítica “Gallinita ciega”. Pues bien, aquí yo me pido siempre ser la Gallina. Es una putada, creerme. Se pueden estar riendo de ti a la cara, y tú, claro, como no ves... pero oyes, y escuchas. Algo es algo.

Y luego está el frío. Puto frío y joder, ya no estoy morena. Y te vuelves negativa, y lo ves todo más gris (a margen de la metáfora eh, evidentemente porque TODO está más gris) ¡Pero siempre hay un poquito de esperanza! Por cursi que suene, siempre hay alguien que hace que salga un rayito de sol. Y que te hace sonreír. Y reírte como si de una niña de 4 años se tratara. Descojonarte, vaya. Partirte el culo, sin paños calientes. Es digno de agradecer, sí. Y quien diga lo contrario es que es un desagradecido (tonto del culo).

¿Y sabéis otra cosa que me gusta? Cuando suena esa canción: ”La canción”. Esa que ahora te hace sentir. ¿Cuántas canciones os hacen sentir? Sí, bueno, esas canciones que te presionan el pecho y hacen que te apetezca salir corriendo. Bien, pues acaba de sonar la mía. Pero no voy a salir corriendo, estoy haciendo otras cosas.

¿Y nunca tuvisteis la sensación de estar perdiendo el tiempo? Sí, tiempo, precisamente eso, que desde mi punto de vista, no sobra, no estoy como para regalarlo o tirarlo a la basura. Pues bien, coño, haz algo de provecho, que te estás apalancando 
en la buena vida. 
No sé, apúntate a papiroflexia o algo, ya sabes, para cambiar de hábitos. Otra cosa que odio es dejar el último capítulo de los libros sin leer (y eso que apenas leo). ¿Por qué el último, y no el primero? es más lógico. (Bueno, lo lógico es leerlo entero).Pero yo nunca encuentro el momento. Joder, que es un libro, no tengo porqué esperar el momento perfecto.

Y vaya dolor de cabeza que tengo. Lo cierto es que hoy me voy a ir a la cama un poco enfadada con el mundo en general y conmigo misma y todo eso, pero tampoco es plan de ponerme en contra del universo. Yo lo que quiero es ahorrar, y viajar. Y despedirme de Madrid por un tiempo, de la gente, cambiar de aires. Y luego cuando vuelva os volveré a querer mucho y os pediré perdón por quejarme tanto. Pero esto apesta, apesta, apesta. Y creo que escogí un mal momento para “empezar a dejar de morderme las uñas”. Vaya cosas, todo lo que empiezo nunca lo acabo. Además me equivoqué con el día. Estas decisiones se tienen que llevar a la práctica los días 1, o los lunes. No los jueves. Tomo nota para otra vez.


Necesito un Gelocatil.

Hasta mañana.

martes, 23 de julio de 2013

Aquí te dejo mi poesía, mis abrazos y mi vida

Por cada peca, un suspiro, un te quiero.
Un anhelo de tenerte entre mis brazos,
de pintar tu cuerpo a trazos.

Un sentimiento que sigue y no cesa,
de querer hacerte presa
de este corazón vacío,
que está solo, solo y frío.

El querer se queda corto
cuando hablamos de nosotros,
de las idas y venidas,
de tus besos, mis caricias.

Del suspiro del mañana,
de asomarme a tu ventana
a ver cada amanecer,
que aunque eclipse mi mirada
todo se queda en nada,
si te tengo a ti, mujer.

Que la brisa ya no corre,
ni la prisa me persigue.
Sólo vivo por tu risa,
y ese botón de tu camisa
que desata mi locura.

Una locura 
que no cura el frío invierno,
pero ¿es que acaso importa enero,
cuando tengo aquí tu cuerpo?

Por eso ansío la primavera
que me estremece, me quema,
pero...frena morena,
que contigo ya no hay pena
y ahora busco la manera
de poder poner bandera
y refugiarme entre tus piernas.

Ese roce de tus dientes con los míos,
del suspiro, del gemido
que me dice cada noche
que ya no existen los reproches,
que sólo quedan ya los días
que creía que eras mías
y que ya se han esfumado.

Pero por si alguna vez el cielo
se te queda lejos, 
y te matan los miedos y los complejos,
aquí te dejo mi poesía, mis abrazos
y mi vida.

Aunque ni si quiera es mía,
cuando no estás junto a mí.


Lorena

domingo, 28 de abril de 2013

Desde entonces...


Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura como siempre tan loca les propuso: “¿Jugamos al escondite?”, la Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse preguntó: “¿Al escondite? ¿Y cómo es eso?”. “Es un juego” explicó la Locura, “en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras vosotros os escondéis. Y cuando yo haya terminado de contar, el primero de vosotros al que encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego.” El Entusiasmo bailó secundado por la Euforia, la Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la Duda e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, la Verdad prefirió no esconderse, ¿para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto, aunque en el fondo lo que la molestaba era que la idea no hubiese sido suya. Y la Cobardía prefirió no arriesgarse. 

“Uno, dos, tres” comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza que como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino, la Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: Que si un lago cristalino ideal para la Belleza, que si el bajo de un árbol perfecto para la Timidez, que si el vuelo de la mariposa lo mejor para la Voluptuosidad, que si una ráfaga de viento magnífico para la Libertad… Así que terminó por ocultarse en un rayito de Sol. El Egoísmo en cambio encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero solo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos, mentira, en realidad se escondió detrás del arcoíris. Y la pasión y el Deseo, en el centro de los volcanes. El Olvido, se me olvidó donde se escondió, pero eso no es lo importante. Cuando la locura contaba 999.999 el Amor todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. 

“Un millón” contó la Locura, que comenzó a buscar. La primera en aparecer fue la Pereza, solamente a tres pasos de la piedra. Después escuchó a la Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre teología, y a la Pasión y el Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y claro, pudo deducir donde se encontraba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza. Y con la duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una piedra sin decidir aún de qué lado esconderse. 

Así fue encontrando a todos: El Talento entre la hierba fresca, la Angustia en una oscura cueva, la Mentira detrás del arcoíris y hasta al Olvido, al que ya se le había olvidado que estaba jugando al escondite. Pero solo el Amor no aparecía por ningún lado, la Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba a punto de darse por vencida, divisó un rosal y las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor, la Locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó el escondite en la Tierra: 

“EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA SIEMPRE”.

sábado, 27 de abril de 2013

Soy mujer


Verás, soy mujer. Y dejo que las mariposas se suiciden cada veintiocho días, y sufro el dolor de quien pierde un hijo durante cuatro; y pido perdón por las lágrimas sólo si manchan la ropa, el suelo o las manos de otro. 

Me disgusto con frecuencia, cambio de estado de ánimo con pestañeos. Me abrazo con las piernas a las mismas almohadas imaginando hombros al llorar. 
Me masturbo mientras leo, cocino moderadamente bien y dejo de comer durante días si la situación se me come.
Barro mi casa, estén o no estén por mí. Y agradezco con soltura los piropos que me lanzan por la calle. 

Soy mujer, 
amante, amiga, hermana, compañera, puta, musa, enemiga, deseo, nieta, confidente y pequeña, entre otras personas, animales o cosas tontas.

En un mundo sin flores las tumbas estarían llenas de muertos.

Soy mujer; 
dime qué coño tengo que envidiarle a la puta primavera. 





lunes, 4 de febrero de 2013

Gracias por ser así como tú eres


Nunca me había dado por escribirte, pero hoy sentía unas tremendas ganas de hacerlo y dicen que en esta vida no es bueno quedarse con ganas de nada. No creo que todo lo que quiero decirte me quepa en un papel, ni si quiera pienso que existan suficientes palabras en el diccionario para describirte, aun así y aunque siempre he pensado que las cosas no se demuestran con palabras sino con hechos, hoy, por ti, haré una excepción.

Sinceramente estoy segura de que las personas como tú en el mundo, se podrían contar con los dedos de una mano (y probablemente sobren dedos). Creo que es prácticamente imposible que haya alguien tan especial como tú, que sonríe en todo momento, que contagia su alegría, que pese a todo lo malo está siempre ahí al pie del cañón, dándolo todo por aquellos a los que quiere y pensando en los demás antes que en sí mismo. Créeme que eso no lo hace cualquiera.
Te haces un año mayor y a veces es duro crecer y darte cuenta de que has madurado, pero es lo que toca, y como tantas otras cosas en la vida, cumplir años es inevitable y por eso conviene hacerlo siempre con la mayor de las sonrisas.

Como tú bien dices, ahora estás en la mejor etapa de tu vida. Tienes un trabajo, una familia que te quiere, unos amigos únicos y estás estudiando una carrera; con todas estas cosas, yo también estoy de acuerdo con lo de “la mejor etapa de tu vida” y ¿sabes que es lo que más me gusta? Que me dejes formar parte de ella. Porque aunque en ocasiones pueda parecer un poco borde o impertinente, aunque a veces te saque de quicio, o haga bromas a cerca de tu orientación sexual (jeje me estaba quedando muy bonito pero si no lo ponía reventaba),  quiero que sepas que me siento orgullosa de tenerte como amigo, de haber compartido tantos años contigo y de haber formado parte de algunos de los momentos más importantes de tu vida.
Sé que vas a ser grande y que triunfarás en aquello que te propongas, ya sea publicidad, moda o doblador del Oso Yogui, qué más da. El caso es que estoy segura de que llegarás lejos, porque nunca he conocido a nadie que haya luchado tanto como tú, que jamás haya tirado la toalla, pero por si algún día te da por tirarla al suelo, no te preocupes que ahí estaré yo para recogértela.

No sé que más te puedo decirte, es tu cumpleaños y me gustaría estar ahora mismo ahí, a tu ladito para darte un abrazo de esos que ahogan al que lo recibe y causan agujetas al que lo da. Pero no te preocupes que aunque hoy no me tengas ahí dando por saco/culo (escoge la que prefieras), ten bien claro que esto lo vamos a celebrar a lo grande, o a lo enorme, como tú prefieras.

Y bueno…aunque digas que solo te digo que te quiero el día de tu cumpleaños, el resto del año también lo pienso, aunque me lo callo porque sé que lo sabes de sobrísima y que no hace falta que te lo esté repitiendo una y otra vez.
Y tras esta gran dosis de ñoñez que contiene mi carta, mañana haremos como si nada de esto estuviese escrito, y yo seguiré siendo la misma borde impertinente de siempre (aunque te quiera más que a nada) y tú el mismo negrito de risa contagiosa. 

Concluyo diciendo que felices 19 pequeño (aunque bueno, ya no tan pequeño), espero que me dejes seguir formando parte de tus cumpleaños durante mucho, muchísimo tiempo. Gracias por todo, y aunque esto suene demasiado típico a pastelada de peli romántica “NO CAMBIES NUNCA” porque eres único y lo serás siempre. Te quiero, te adoro y te vuelvo a querer…
Esta cursilada se destruirá en 3…2…1…PUUUUUUUUUUUUUUUM (shhhh…besitos)

Jesús



domingo, 6 de enero de 2013

Conducir caricias por los kilómetros de tu piel

“Hoy me apetecen tus curvas, tu culo y lo que no es tu culo, 
y conducir caricias por los kilómetros de tu piel.
Tirarme de cabeza en el marrón de tus ojos, nadar en él. 
Ahogarme, ahogarme hasta adentrarme en tu interior para saber lo que piensas. 
Hoy me apetece llamarte ‘cariño’ y pasar mis dedos por tu espalda como si fuera braille. 

Comerme todas tus sonrisas, vestirme desnuda. 
Hoy me apetece dormir contigo, y que me despiertes mañana. 
Soñarte en mis pesadillas. 
Que me rescates desde el otro lado de la cama. 
Hoy me apetece besarte y que me comas a besos. 

Bucearte entre las sábanas, 
decirte que te he echado de menos.
Hoy me gustaría matarte a abrazos, 
de esos en los que la ropa más que nada, estorba.”


♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ 

HAZME DE TODO, MENOS FALTA