Te he dedicado más de un reglón y menos de cien.
He escrito cartas que
nunca han salido del cajón de mi mesita. A veces, llevaba una copa de
más sólo por si te apetecía aparecer. Te he buscado por lugares que ni
siquiera existen y he intentado encontrarte por casualidad... Puedes
llamar a la puerta, que estoy esperando la historia de un principio
lleno de cartas
que escribir.
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