Podría contarte mil y una cosas que desconoces de mí. Podría contarte mis manías, mis miedos y mis gustos. Podría hablarte de lo que hago en mis ratos libres, de que estudio y de que pienso ser en un futuro no muy lejano. Te podría decir lo que espero de mi fin de semana, de las ganas que tengo de que sea viernes y de cómo odio los domingos por la noche. Podría hablarte del amor y de la amistad. Podría hablarte de mis experiencias y de las de otros. Podría pensar en contarte mentiras, pero siempre te diría verdades. Podría empezar hablando rápido por mi nerviosismo y terminar hablando pausadamente y con sentido. Podría contarte mil monerías y lo que me gusta reír y hacer reír. Te contaría lo mala que soy contando chistes y entonces tú me contarías alguno. Podría decirte lo poco que me gusta que me juzguen por las apariencias, lo mucho que me disgusta que tomen decisiones por mi y que me corten las alas. Podría contarte que me encanta soñar despierta, desde que era pequeña. Podría contarte que todo el mundo dice conocerme y que no estoy tan seguro de que sea así. Podría decirte que hablo por los codos y que a la vez soy muy tímida con la gente que no conozco. Podría hablarte durante 4 horas sin parar, hablando de cosas banales y otras importantes, contándote mi infancia y mi vida desde el principio.
O PODRÍA CALLARME, QUEDARME EN SILENCIO JUNTO A TI Y PREGUNTARTE,
¿CÓMO TE LLAMAS?
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