Te conozco desde hace ya no sé ni cuantos años, he perdido hasta la cuenta, pero el tiempo es lo de menos cuando está bien aprovechado.
Podría decirte mil y una cosas que sé sobre ti, como que tu color preferido es el verde, que odias el queso, que prefieres mil veces el verano antes que el invierno, que vives en el 1ºA, que no te gusta llevar las uñas sin pintar, que dibujas cual niño de 5 años…y muchísimas cosas más que no me cabrían ni en 50 folios. Pero hoy no estoy aquí para hablar de tus gustos ni de tus manías, que por cierto son bastantes. Simplemente, hoy me apetecía escribirte, aunque ya lo he hecho alguna que otra vez, y espero poder seguir haciéndolo hasta que mis manos me lo permitan.
Pocas veces, en contadas ocasiones, me oirás decirte que te quiero o que muchísimas gracias por cruzarte en mi camino un día de Septiembre en el que empezar el colegio no era una de las cosas que más me apetecía hacer en ese momento. Pero de pronto ¡PAF! apareciste tú. La verdad es que no lo recuerdo demasiado bien, solo sé que tus pequitas estaban decorando tu blanquísima cara y que tu voz de pito con esa especie de “Ñiñiñiñi” continuo, ya era algo que te caracterizaba por aquella época.
Son tantísimos momentos juntas, que mucha gente no entiende cómo podemos seguir unidas sin discutir apenas. Pues ¿sabes qué? Que tengo una respuesta para toda esa gente. Cuando valoras tanto a una persona y llevas tanto tiempo compartiéndolo casi todo con ella, no le das la más mínima a importancia a esos enfados tontos, porque te das cuenta de que un pequeño rebote de niña pequeña no es nada comparado con todo lo que hemos pasado juntas.
Además un mal día lo tiene cualquiera ¿no? Pues yo te doy las gracias por aguantar la suma de todos esos malos días que he tenido (que conociéndome serán unos cuantos), y también te las doy por estar ahí cuando me levanto de buen humor y la vida me parece algo maravilloso (que esto probablemente suceda menos veces, pero gracias de todas formas).
No sé qué más puedo decirte que no sepas y aunque sé que es difícil, voy a intentar resumirlo todo en una frase:
“QUIERO SEGUIR ESCUCHANDO ESE “ÑIÑIÑIÑIÑI” ABSOLUTAMENTE TODOS, TODITOS LOS DÍAS DE MI VIDA”
Tu amiga, la que siempre lo ha sido y siempre lo va a ser.
Besitos de limón y achuchones de naranja.
Nadie como tú para hacerme reír, nadie como tú sabe tanto de mí.
Nadie como tú es capaz de compartir mis penas, mi tristeza, mis ganas de vivir.
Tienes ese don de dar tranquilidad, de saber escuchar, de envolverme en paz.
Tienes la virtud de hacerme olvidar el miedo que me da mirar la oscuridad.
Solamente tú lo puedes entender y solamente tú te lo podrás creer.
Y SIN HABLAR, SÓLO AL MIRAR SABREMOS LLEGAR A ENTENDER
"QUE JAMÁS NI NADA NI NADIE EN LA VIDA NOS SEPARARÁ."
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